Los tallos, de puerta columnar y esbelto, pueden alcanar 2 m de altura y se suelen ramificar profusamente desde la base formando apretados macizos. Posee numerosas costillas muy juntas entre sí, con areolas apenas distinguibles, de las que surgen las espinas de color amarillo, dorado o blanco (dependiendo de la especie) generalmente cortas y flexibles. Algunas de las especies también están cubiertas de cerdas de color blanquecino, tan densamente, que ocultan el tallo.